Butlletí 56

Núm. 56 Juny de 2006

  • In Memoriam Paul M. Lerner
  • CÓMO USAN EL RORSCHACH LOS CLÍNICOS, por John y Doris E. Exner

In Memoriam Paul M. Lerner

La noticia de la muerte de un amigo casi siempre nos sorprende dolorosamente. Hacía tiempo que no tenía noticias de Paul Lerner, a quien esperaba ver en el último Congreso Internacional de Barcelona. No fue así, pero nunca podía imaginar que unos meses después nos llegaría la noticia de su desaparición.

Paul Lerner pertenecía al grupo de rorscharchistas norteamericanos de los que sólo conocía sus publicaciones y su pertenencia ideológica; y después de muchos contactos conseguimos que asistiera al Congreso Internacional de Barcelona en 1984. A Paul Lerner, muy bostoniano, le encantó nuestra ciudad y la vida mediterránea. Años más tarde, en el Congreso de Paris 1990, recordando todo aquello, pudimos hablar largamente sobre nuestros comunes puntos de interés en el Rorschach: cómo se identifican los problemas simbióticos y las llamadas personalidades fronterizas. Ya en aquel tiempo me habló de su deseo de organizar un congreso en su tierra, que tuvo lugar en 1996, pero estaba muy apoyado por Mary Cerney. Mary murió cinco meses antes del congreso, y éste se resintió sensiblemente de su ausencia.

De estas dos ausencias nos queda su acercamiento psicoanalítico al test, que enriquece y amplía la línea exneriana. En aquel tiempo J. Exner y P. Lerner discutían mucho, cada uno encerrado en su postura. Pero en los últimos años se produjo un auténtico acercamiento personal.

De Paul Lerner tenemos su obra escrita y, a nivel personal, destacaría su gran fantasía y su entusiasmo por la vida.

Descanse en paz.

Montse Ros

CÓMO USAN EL RORSCHACH LOS CLÍNICOS

Journal of Personality Assessment, volumen 36 (5), pág. 403-408. 1972

Com tots ja sabeu fa uns mesos va morir J. Exner, vam publicar la necrològica però ens semblava que hi faltava alguna cosa que ajudés a recordar la seva gran contribució al creixement i sistematització del Rorschach. Per aquest motiu la nostra companya Yolanda González ha traduït un dels primers articles que Exner va publicar relatiu al Rorschach i ara us el volem oferir com a testimoni i recordatori d’aquesta tasca.

Resumen: Se les pasó un cuestionario de 30 ítems a 750 miembros de la Sociedad para la Evaluación de la Personalidad (SEP) y a 250 miembros de la División 12 de la APA sobre el entrenamiento y posterior uso del test de Rorschach. Las respuestas de los 395 cuestionarios contestados nos indican una diversidad substancial de entrenamientos, sistemas de corrección y aproximación en la administración, puntuación e interpretación de dicho test. Aproximadamente uno de cada cinco no puntuaba las respuestas y cuatro de cada cinco las puntuaba de forma personal. Muchos de los que respondieron habían sido entrenados siguiendo el método de Klopfer o el de Beck pero la mayoría alteraban dicho método con ideas derivadas de otros o de su experiencia personal.

Jackson y Wohl (1966) comentan los resultados de una encuesta comprehensiva que indica que existen diferencias sustanciales entre los programas universitarios de entrenamiento y enseñanza del Rorschach. No nos sorprende que demostrasen que existe una variabilidad remarcable en cómo se enseña a administrar, puntuar e interpretar este test. Además, aunque la mayoría de departamentos ofrecen las instrucciones básicas de los sistemas de Klopfer o de Beck, estos se modifican formal e informalmente dando lugar a tantas aproximaciones al Rorschach como rorschachistas existen. Las implicaciones de este estudio son esenciales. En primer lugar, existe un fallo significativo en los programas actuales de enseñanza a la hora de estandarizar su aproximación pedagógica al Rorschach. En segundo lugar, los programas actuales de entrenamiento utilizan instructores poco cualificados si los comparamos con épocas pasadas. Y tercero, se está formando a una nueva generación de rorschachistas en una dirección substancialmente divergente respecto a la intencionalidad de Rorschach al crear su técnica. Este último aspecto ya ha sido puesto de manifiesto por Beck (1959) y ya había sido señalado por autoridades en Rorschach ya a mediados de los años 30 (ver Loosli-Usteri, 1937). De hecho, el Instituto Rorschach (Kelley, 1940), bajo el liderazgo de Bruno Klopfer, había establecido unas condiciones relativamente estrictas para el entrenamiento del Rorschach y para la cualificación posterior del alumno que no coincidían con las recomendadas por Beck durante este mismo período. Posiblemente, en un intento por evitar la tendencia psicometrista se ha minimizado el impacto potencial de esta diversificación que se prolongó durante la década de los 40. Se ha sugerido que la diversificación en los Estados Unidos del Rorschach en cinco grandes sistemas ha sido uno de los factores que ha motivado el desencanto de algunos psicólogos con esta técnica (Exner, 1969). Los defensores de esta técnica frecuentemente responden a esta crítica con una contracrítica referida a los fallos en las investigaciones realizadas, lo que permite sostener dos supuestos. Por una parte, que los procedimientos de los rorschachistas no difieren tanto como pudiera parecer y por otra, que las conclusiones derivadas del Rorschach serán las mismas independientemente del procedimiento usado. Los datos de Jackson y Wohl (1966) parecen contradecir este primer postulado, al menos en referencia a los procedimientos instruccionales.

MÉTODO

En un esfuerzo por ampliar este trabajo de Jackson y Wohl incluyendo el ámbito práctico, se desarrolló un cuestionario que fue enviado por correo a dos grupos de psicólogos clínicos. El primero, 500 envíos, incluyeron a todos los miembros de la Sociedad para la Evaluación de la Personalidad (SEA) además de una selección aleatorio de 228 miembros. El segundo grupo consistió en 250 miembros y socios de la División 12 de la Asociación Americana de Psicólogos que no eran miembros de la Sociedad para la Evaluación de la Personalidad. Fueron seleccionados aleatoriamente y en proporción al primer grupo (54% socios, 46% miembros). La División 12 se incluyó para determinar si los clínicos que no pertenecían a la SEA diferían de aquellos que sí pertenecían en cuanto al entrenamiento, preferencia o uso del Rorschach. El cuestionario estaba dividido en dos grandes secciones, la primera contenía datos relativos a información demográfica y preferencia por procedimientos diagnósticos, mientras que la segunda contenía ítems referidos al Rorschach. Se devolvieron un total de 395 cuestionarios. Los miembros del SEA completaron 284, representando un 54% de los devueltos, mientras que los miembros de la División 12 devolvieron 111, es decir, el 44% restante. Aproximadamente dos tercios de los cuestionarios fueron completados por miembros. Las respuestas fueron igualadas por grupos. En la mayoría de cuestiones los grupos no difirieron en la información proporcionada. Las diferencias substanciales las comentaremos en el siguiente apartado.

RESULTADOS

De los 395 que contestaron, un 91% tenían el doctorado y aproximadamente un 77% tenían 10 años de práctica profesional, mientras que sólo un 7% tenía menos de cinco años. Un 40% ejercían en el ámbito privado, 27% en clínicas, 21% en hospitales y 12% en escuelas. Cerca de un 80% usaba habitualmente el Rorschach en su trabajo diagnóstico. Un 72% obtenía entre 18 y 35 respuestas por protocolo, un 22% entre 10 y 19 y un 6% más de 35. Un 43% indicaron que habían publicado resultados referentes al Rorschach.

Un agrupamiento de los ítems hacía referencia a cómo habían sido entrenados, sí se consideraban competentes y cuál de los cinco sistemas vigentes usaban en la corrección (Beck, Klopfer, Hertz, Piotrowski y Rapaport-Schafer). Las frecuencias y porcentajes pueden verse en la Tabla 1, que indica una diferencia substancial entre los grupos de la SEA y de la División 12. Los miembros de la SEA suelen sentirse competentes en los sistemas aunque no hayan recibido un entrenamiento formal en estos. De manera inversa, los de la División 12 eran más moderados al expresar su competencia en referencia al entrenamiento. Esto es así para todos los sistemas de corrección excepto para el de Rapaport-Schafer en que sólo un 13% había recibido entrenamiento formal, aunque más de un cuarto expresó competencia.

Los datos sobre los sistemas primarios usados nos indican la disparidad entre los clínicos en la aproximación al Rorschach y la proliferación idiosincrásica en dicha aproximación. Sobre un 34% de los que respondieron preferían el método de Beck aunque cerca de uno de cada seis lo había modificado añadiendo elementos de otros sistemas, usualmente el de Rapaport-Schafer. De manera similar, un 54% usaban el sistema de Klopfer pero más de uno de cada seis lo modificaba, usualmente con elementos de los métodos de Hertz o de Piotrowski. Desafortunadamente este cluster de ítems no fue diseñado para calcular en qué aspectos un sistema era modificado por otro. Está claro, no obstante, que ocurren notables modificaciones. Por ejemplo, mientras que sólo 26 usaban el método de Rapaport-Schafer, 58 incluían algún aspecto de este en su aproximación. De manera similar, sólo 11 usaron el sistema de Piotrowski pero 43 incluyeron componentes de este en sus métodos.

La posibilidad de que los clínicos modifiquen su metodología preferente fue ya considerada en el diseño del cuestionario, en el que uno de sus ítems preguntaba: “Algunos clínicos personalizan sus puntuaciones de Rorschach añadiendo puntuaciones de otros sistemas o derivando puntuaciones de sus experiencias personales. Personaliza usted su puntuación en alguna manera?

Un 59% de la muestra contestó afirmativamente. Este dato puede ser entendido a la luz de los resultados de otro de los ítems: “Puntúa usted habitualmente todas las respuestas del protocolo?”. El 78% contestó afirmativamente y sólo uno de cada cinco dijo que no. Si el número que admite personalizar se compara con aquellos que puntúan todas las respuestas, se pone de manifiesto que un 75% de los que puntúan el Rorschach utilizan puntuaciones personalizadas.

El análisis de los ítems en referencia a puntuaciones específica no nos permite evaluar adecuadamente el amplio espectro de combinaciones utilizadas. Sin embargo nos permite añadir información sobre las personalizaciones en la puntuación. Aproximadamente un 51% de los que puntúan protocolos lo hacen como más o menos mientras que el 49% utilizan el Nivel Formal de Klopfer. Sólo un 12% utilizaba la puntuación Z de Beck aunque un 34% decían utilizar este sistema. Un 94% utilizó la FM y la m en su aproximación mientras que un 91% utilizaba la C’ y un 80% la puntuación de Globalidad. Un 74% incluía Respuestas Originales. Un desacuerdo considerable ocurría en referencia a la mejor aproximación para puntuar aquellas respuestas que tienen más de un determinante. Un 54% usaban la aproximación de Klopfer, puntuando un determinante como principal y los otros como adicionales, mientras que un 43% la puntuaba como Blend de acuerdo al método de Beck. De forma remarcable, sólo un 3% puntuaba un determinante a pesar de que ocurrieran otros en la respuesta.

Otra agrupación de ítems del cuestionario hace referencia a procedimientos de administración. Los datos indican que la mayoría de los clínicos administran el Rorschach cara a cara, un procedimiento que era tenido en cuenta sólo en los métodos de Piotrowski y de Rapaport-Schafer. Más de la mitad instruían al sujeto a decir todo aquello que viese, un procedimiento común en Beck, Hertz y Rapaport-Schafer, pero en contra de lo que dice Klopfer. Sorprendentemente un 4% no realizaba encuesta mientras que el 14% lo hacía después de cada lámina. Sólo un 59% preguntaba por cada respuesta y un 3% restringía sus preguntas a cuestiones de localización.

Los ítems adicionales en el agrupamiento de “procedimiento” nos revelan que el 4% usaba una lámina de prueba antes de la asociación libre. Un 93% apuntaba todas las respuestas verbalmente. Aproximadamente un 43% no animaban las respuestas después de la S en la lámina I si sólo se daba una respuesta. De manera adicional un 35% anima a dar más respuestas en la lámina II pero no después. Un 11% lo hace a partir de la IV y otro 11% a lo largo de toda la Asociación Libre. Cerca del 63% usaba el “Test de Límites” cuando era necesario.

Otro agrupamiento de ítems hace referencia a los procedimientos y preferencias interpretativas. Un 46% indica una preferencia pro interpretar “a ciegas”, mientras que el resto prefiere integrar todos los datos disponibles antes de comenzar con la interpretación. Cerca del 19% indican que tienen más en cuenta los datos cuantitativos, mientras que un 25% da más importancia al contenido y el 56% indica que intentan equilibrar ambos tipos de datos en su aproximación interpretativa. Otro ítem en el agrupamiento de “interpretación” pedía que se indicaran qué autoridades en Rorschach hacían servir a la hora de la interpretación. Los datos fueron los siguientes: un 56% Klopfer, un 45% Beck, un 39% Rapaport-Schafer, un 20% Piotrowski, un 16% Ames, un 15% Hertz, un 15% Phillips y Smith y un 12% Schachtel.

DISCUSIÓN

Algunos de los resultados obtenidos de este cuestionario son muy similares a los aportados por Jackson y Wohl. Existe una diversidad obvia en las instrucciones y procedimientos del Rorschach. Jackson y Wohl indicaron que un 35% de su muestra de instructores recomendaba administrar el test en una situación cara a cara, mientras que un 47% prefirieron hacerlo al lado. Entre los que utilizaban el test un 24% utilizaron esta última técnica mientras que un 73% se sentaba cara a cara. La interpretación a ciegas es preferida por un 28% de los instructores pero sólo es utilizada por un 46% de los clínicos. Un 81% de ambos grupos anima al sujeto si sólo da una respuesta a la lámina I. Aunque podemos seguir comentando estos datos específicos, lo más relevante es la implicación global de estos. Jackson y Wohl encontraron que aquellos que enseñaban el Rorschach en 1966 diferían substancialmente en sus aproximaciones. Los datos que presentaron fueron recolectados de 395 clínicos, un 77% con más de diez años de experiencia, lo que sugiere que estas diferencias existían por un período más largo de lo sugerido por Jackson y Wohl. Este conocimiento ha sido común durante bastantes años, siendo a finales de los años 30 y principios de los 40 cuando ha surgido más polémica entre las autoridades del Rorschach.

Los datos que aquí presentamos añadidos a los de Jackson y Wohl indican que los sistemas de Klopfer y Beck son los más usados, aunque existen pocos puristas entre los clínicos, de forma que la mayoría utilizan estos sistemas de forma predominante pero integrando ítems de otros o de su experiencia personal. Un 75% de los clínicos admite una personalización en el Rorschach. Aparentemente algunas de las diferencias básicas que existen en tres sistemas han sido resueltas de forma arbitraria por los clínicos que utilizan esta técnica. Desafortunadamente, estas resoluciones idiosincrásicas parecen haber ampliado las diferencias entre los clínicos en vez de acercarlos. Esto es cierto incluso para los miembros de la SEA, organización que durante más de tres décadas ha estado preferentemente dedicada al Rorschach. Los miembros de la División 12 que no pertenecen a la SEA parecen haber recibido más entrenamiento formal que los miembros de esta asociación. Aunque los primeros expresan menos competencia en los sistemas, lo que podría suponer un factor más de motivación que de entrenamiento, personalizan su aproximación a la técnica tanto como los miembros de la SEA, según su respuesta al cuestionario.

Los datos que ofrecemos aquí contribuyen poco a la mejor comprensión de la fiabilidad o validez del Rorschach, pero nos permiten destacar la importancia de la estandarización de la técnica, tópico históricamente discutido sin que se haya llegado a una resolución. Shemberg y Keeley (1970) comentan que las técnicas proyectivas están siendo cada vez menos consideradas en el entrenamiento de los clínicos. Más recientemente, Biederman y Cerbus (1971) encontraron un descenso en la formación en entrenamiento de Rorschach. Obviamente, esta falta de énfasis no ayudará a solucionar los problemas del Rorschach. Afortunadamente, las interpretaciones del Rorschach son muy similares aunque los procedimientos varíen considerablemente. Es interesante tener en cuenta que dicha afirmación se consolidaría aún más si se utilizase una única aproximación en el entrenamiento y uso del Rorschach.

John y Doris E. Exner, Universidad de Long Island

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